Los niños de 3 a 6 años que roncan tienen más síntomas de depresión y ansiedad, así como también problemas de lenguaje y atención, que sus pares sin ronquidos, informaron investigadores finlandeses.
"Nuestro estudio muestra a los ronquidos como un posible factor de riesgo de problemas de humor y fallas cognitivas en los niños en edad preescolar", dijo a Reuters Health la doctora Eeva T. Aronen, del Hospital Central de la Universidad de Helsinki.
Entre 43 preescolares que roncaban al menos una o dos veces por semana, según lo relatado por sus padres, y 46 niños de la misma edad que no manifestaban ronquidos, el equipo de Aronen halló una mayor tasa de problemas de humor, especialmente síntomas de ansiedad y depresión, entre los roncadores.
"En general, el 22 por ciento de los chicos que roncaban tenían síntomas de desórdenes del humor lo suficientemente severos como para requerir evaluación clínica, comparado con el 11 por ciento de los niños sin ronquidos", dijo Aronen.
"Sorpresivamente y contra nuestras expectativas, los tipos de problemas conductuales como la agresividad y la hiperactividad no fueron más frecuentes entre los niños en edad preescolar que roncaban", añadió la experta.
Según un informe del estudio, publicado en Journal of Developmental and Behavioral Pediatrics, los niños roncadores también eran más proclives a tener otros problemas del sueño, como pesadillas, hablar mientras dormían, o dificultades para ir a la cama.
Pruebas del funcionamiento cerebral también sugirieron la existencia de algunas diferencias importantes entre los roncadores y aquellos chicos sin ronquidos, incluida la menor capacidad de atención y lenguaje entre los niños que no roncaban.
Los ronquidos son un síntoma común de respiración desordenada durante el sueño, lo cual es provocado por una obstrucción en las vías aéreas superiores mientras se descansa.
Aronen y sus colegas creen que conocer la salud mental y el impacto sobre el desarrollo de la respiración desordenada durante el sueño en los niños en edad preescolar ayudará a los pediatras y otros profesionales médicos a reconocer el problema de sueño subyacente.
"Esto hace posible la intervención antes de los malos rendimientos escolares o antes de que se desarrollen síntomas emocionales y/o conductuales más complejos", escribió el equipo.
Publicado en el Journal Of Developmentmental Behavioral Pediatrics