La lactancia materna es la mejor alimentación que se le puede dar a un niño, darle el pecho, pero en segunda opción se encontrarían todas aquellas leches de fórmula disponibles en el mercado. Si se opta por esta segunda opción se debe iniciar con leches de inicio durante los primeros 6 meses, y cuya fórmula es las más similar posible a la lactancia materna, y está elaborada con sustancias y productos muy elaborados, y que puede adquirirse tanto en comercios de alimentación como en las farmacias. Posteriormente se pasará pasados los primeros 6 meses a las llamadas leches de continuación.
Estas leches se deben preparar óptimamente en las proporciones adecuadas, y son polvos que se mezclan con agua, y ello incide en la calidad final del producto. No es necesario utilizar un agua envasada, sino que mientras sea potable ya puede ser válida. Por el contrario lo más importante es la medida rasa de polvo por cada proporción de agua ( 1 medida rasa de polvo por cada 30 centímetros cúbicos de agua)
Las medidas higiénicas son importantes para evitar exponer al niño a infecciones, y es por ello que la persona que prepara ese biberón debe tener las manos limpias, debe lavar bien la tetina y el biberón, enjuagarlos bien, y evitar calentar esa leche, cosa que tampoco es necesario, a altas temperaturas en el microondas.
Respecto al agua que se mezcla con estos polvos preparados, cualquiera que sea potable, es válida, pero si se quiere optimizar los mejores efectos sobre el niño, se pueden optar por esas aguas de mineralización débil, que tenga baja concentración de cloro, sodio y sal.
Comentario: En México no se recomienda preparar los biberones con agua del grifo ( de la llave). Se recomienda hervirla para garantizar su esterilidad o prepararla con agua embotellada purificada.