viernes, 15 de agosto de 2014

MALFORMACIONES DE LA OREJA: LA MICROTIA


Microtia es el término médico que usamos para describir la malformación congénita de la oreja, el vocablo proviene del latín micro, que significa pequeña, y otia, oído. Es un defecto del nacimiento poco común, pero como es muy visible causa mucha angustia en los padres, además requiere atención tanto en el aspecto funcional como en el aspecto estético.
Frecuentemente, se asocia a la atresia o poco desarrollo del conducto auditivo. De acuerdo a las estadísticas del Dr. Burt Brent de mil pacientes que ha tratado con cirugía, el 58.2 % fue de la oreja derecha; 32.4% , de la izquierda y bilaterales el 9.4%; el 63.1% del sexo masculino y el 36.9% del femenino.

      La microtia ocurre en uno de cada 6,000 nacimientos, en Japón en uno de cada 4,000; los indios navajo tienen una incidencia mucho más elevada, de uno en 900 a 1,200 nacimientos. Algunos autores han atribuido el defecto a la falta de flujo sanguíneo ocasionado por obstrucción de una arteria que irriga la zona durante la formación del bebé.

      Cuando ocurre sordera asociada, generalmente es debido a que la madre adquirió la rubéola durante el primer trimestre del embarazo. Se han presentado casos de microtia por la ingesta de medicamentos como la talidomida, que se usó hace muchos años para tratar el vómito del embarazo, y también, recientemente, con la isotretinoina, medicamento que se usa para tratar el acné severo.

      En general, se piensa que la ocurrencia de microtia es un evento esporádico, al azar, y es importante que los padres entiendan que la deformidad no se debe a algo que la madre hizo durante el embarazo.

      Una de las preocupaciones principales de los padres es si su hijo tiene problemas con la audición, ya que piensan que al no tener pabellón auricular su hijo no oirá del lado afectado y que haciéndole un orificio en la piel se corregirá, sin embargo, esto es falso. El oído se divide anatómicamente en 3 partes: el oído externo, el oído medio y el oído interno y cada parte procede de diferente tejido embriológico, así que el niño que tiene una malformación del oído externo, en este caso la oreja, rara vez tendrá afectado el oído interno, es decir, que sí tendrá audición, ya que el oído interno enviará el impulso nervioso al cerebro.

      Lo que puede pasar es que esté disminuida la conducción del sonido (hipoacusia conductiva) en aproximadamente 50 a 70 decibeles al estar afectada la parte media y la parte externa. Sin embargo, es conveniente evaluar la audición del recién nacido poco después del nacimiento practicando estudios audiológicos, principalmente los potenciales auditivos evocados del tallo cerebral y, si la audición es normal de un lado, los padres pueden tranquilizarse ya que el niño podrá tener habla y lenguaje normales; sin embargo, deberán ser evaluados periódicamente por su pediatra, vigilando cuidadosamente su desarrollo.

      No se recomienda practicar en la etapa de recién nacido los estudios radiográficos como la tomografía axial computarizada del hueso temporal para obtener las imágenes del oído medio, ya que éstos no serán de utilidad en este momento, sino hasta evaluar la cirugía cuando el bebé sea más grande, por lo que, de hacerse muy pronto, tendrían que repetirse.

      Los niños que tienen microtia pueden tener otros problemas, como malformaciones del riñón y vías urinarias, malformaciones del corazón, labio y paladar hendido, afectación del nervio facial que ocasione parálisis facial, malformaciones de la mandíbula o anomalías de la espina cervical.

      Los niños con microtia pueden tener infecciones del oído medio durante la etapa de la lactancia del mismo modo que un niño normal; sin embargo, el diagnóstico es difícil ya que la atresia aural o falta del conducto auditivo dificultan el diagnóstico.

      La edad en la que se deben operar puede variar tomando en cuenta los aspectos físicos y psicológicos y, dado que el concepto de la imagen corporal comienza a formarse alrededor de los 4 o 5 años, lo ideal es empezar la reconstrucción antes de la entrada a la escuela y antes de que el niño adquiera un trauma psicológico por las burlas y apodos a los que son sometidos por sus compañeros. Sin embargo, para la reconstrucción se utiliza cartílago de las costillas para fabricar el esqueleto de la oreja y la cantidad de éste, por lo general, no es suficiente hasta los 6 años de edad.
Si el paciente es de complexión baja o pequeña para su edad y la oreja contralateral sana es muy grande, es prudente retrasar la cirugía un poco más. Estas cirugías deben realizarse por cirujanos plásticos especializados en la reconstrucción de las orejas, ya que al no ser muy frecuente la malformación, no muchos cirujanos tienen la experiencia suficiente. Es muy importante que un cirujano sin experiencia no intente quitar en el recién nacido los rebordes de piel y los restos de la oreja rudimentaria, ya que éstos se utilizarán en la reconstrucción definitiva por el cirujano que se encargará de ella. Actualmente, están en investigación orejas construidas mediante ingeniería de tejidos para moldear cartílagos para la reconstrucción.

      Para concluir, quiero recalcar que la reconstrucción de las orejas en el caso de la microtia es muy satisfactoria para el enfermo y sus familias.(fotos de los resultados a largo plazo del Dr. Brent) El paciente puede esperar tener una oreja real, y los pediatras participamos activamente en dirigir adecuadamente y dar tranquilidad a los padres cuando tienen un hijo con una malformación auricular.

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© Dr. Roberto M. Murguía Pozzi