LOS MÉDICOS DEBERÍAN HACER LA PRUEBA DEL SÍNDROME DE DOWN.
Sin embargo, la asociación de obstetras y ginecólogos señala que la decisión final debe tomarla la madre
Una asociación líder de obstetras y ginecólogos exhorta a las mujeres embarazadas a tomar nota de esta nueva recomendación que insta a los médicos a ofrecer la prueba del síndrome de Down sin importar la edad que tengan.
Pero la asociación enfatiza que no recomienda que todas las mujeres embarazadas reciban la prueba de forma automática.
"No todas las pacientes desean utilizar este tipo de información", dijo la Dra. Deborah Driscoll, presidenta del departamento de ginecología y obstetricia de la Universidad de Pensilvania. Presentó estas observaciones el lunes en la reunión anual del American College of Obstetricians and Gynecologists en Boston.
"Es importante que las pacientes entiendan que es algo voluntario", agregó Driscoll, que ayudó a elaborar las recomendaciones de la asociación. "La prueba no es apta para todas las pacientes, y tenemos que respetar la autonomía de las pacientes".
A pesar de los avances tecnológicos, no es nada fácil para las mujeres embarazadas decidir qué hacer después de unos resultados que sugieren posibles problemas con el feto. En juego está la posibilidad de que un feto desarrolle síndrome de Down u otras condiciones relacionadas con anormalidades cromosómicas. El síndrome de Down puede conducir a defectos cardiacos congénitos y al retraso mental.
La prueba y el asesoramiento genético se han ofrecido tradicionalmente a los mujeres de 35 años o más, debido a su alto riesgo de dar a luz a bebés con problemas cromosómicos. Se estima que una de cada 92 madres de este grupo dará a luz a niños con trastornos cromosómicos. Pero las pruebas tradicionales (la amniocentesis o muestreo de vellosidades coriónicas) son invasivas y representan un pequeño riesgo para el feto.
En enero, el American College of Obstetricians and Gynecologists recomendó a los médicos ofrecer pruebas exploratorias no invasivas a todas las madres antes de la semana 20 de embarazo. El grupo de médicos favorece la combinación de dos pruebas: una translucencia nucal (un tipo de examen de ultrasonido) y un análisis de sangre.
Si una de estas pruebas sugiere alguna complicación, se puede ofrecer entonces la amniocentesis o el muestreo de vellosidades coriónicas.
"El mensaje final importante es el siguiente: existen mejores pruebas disponibles con altas tasas de detección y menores tasas de falso positivos", aseguró el Dr. James D. Goldberg, director médico de San Francisco Perinatal Associates y ex presidente inmediato del Comité de genética de la asociación.
La decisión final respecto a la prueba está en manos de la madre, señalaron los médicos. Después de todo, ella es la que debe decidir si continúa con el embarazo si hay indicios de que el niño tenga un defecto congénito.
"Está claro que las personas toman la decisión de hacerse las pruebas básicas según un número de factores, como la edad, el riesgo, preocupaciones por tener un hijo con anormalidad cromosómica", dijo Goldberg. "Muchas variables intervienen en el proceso individual de toma de decisión del riesgo".
También en la reunión del American College of Obstetricians and Gynecologists del lunes, los médicos exhortaron a sus colegas a prestar más atención al problema de la depresión durante y después del embarazo.
"Es muy común, pero es algo que no solemos evaluar", dijo el Dr. Paul A. Gluck, profesor clínico asociado de obstetricia y ginecología en la Facultad de medicina Miller de la Universidad de Miami. En contraste, destacó, los médicos realizan pruebas de rutina a mujeres embarazadas para detectar defectos genéticos poco comunes.
Aún cuando los médicos se planteen evaluar la depresión, algunos "temen abrir la caja de Pandora" al descubrir que una mujer está deprimida y no saber qué hacer, dijo Gluck. Destacó que la solución es un sistema que permita referimientos que brinden a la mujer la ayuda que necesite.
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