domingo, 24 de agosto de 2008

EL CONSUMO DE ACEITE DE PESCADO EN EL EMBARAZO NO AUMENTA LA INTELIGENCIA DEL BEBÉ

El consumo por parte de una embarazada de suplementos de ácidos grasos omega 3 no modificaría el nivel de inteligencia general de su hijo cuando llegue a los 7 años, aunque mejoraría la función cognitiva, indicó un estudio reciente en Noruega.

Los autores del estudio hallaron específicamente una relación entre el nivel del ácido graso omega 3 docosahexaenoico (DHA, por sus siglas en inglés) y su precursor, el ácido alfa-linolénico (ALA), en la sangre de mujeres con 35 semanas de gestación y los resultados de sus hijos según una prueba de procesamiento secuencial.

Ese tipo de pruebas mide la capacidad de resolver problemas de secuencia u orden.

El DHA y otro ácido graso omega 3, el ácido araquidónico, son componentes claves del cerebro y del tejido de la retina, y fundamentales para el desarrollo adecuado del cerebro. Se considera que los niveles de esos ácidos grasos básicos en el feto y el recién nacido están relacionados con el consumo materno durante el embarazo y la lactancia, explicó en Pediatrics el equipo dirigido por la doctora Ingrid B. Helland, de la University of Oslo.

El equipo había detectado que los hijos de 4 años de mujeres que habían consumido aceite de hígado de bacalao rico en omega 3 desde la semana 18 de gestación hasta los 3 meses después del parto, tenían coeficientes intelectuales más altos que los hijos de mujeres que habían consumido aceite de maíz, que es rico en ácidos grasos omega 6.

En el nuevo estudio, el equipo reevaluó a los niños cuando tenían 7 años.

Esta vez, no halló diferencias significativas en el nivel de inteligencia, según una serie de pruebas, entre los hijos de las mujeres que habían consumido aceite de hígado de bacalao y los de las que habían consumido aceite de maíz.

Los niveles de omega 3 en los niños al nacer tampoco estaban asociados con su rendimiento cognitivo al cumplir 7 años.

Pero el equipo sí encontró una correlación entre la concentración de DHA y ALA en la sangre materna a las 35 semanas de gestación y el rendimiento de sus hijos en las pruebas de procesamiento secuencial.

Se desconoce por qué la relación entre el aceite de hígado de bacalao y el coeficiente intelectual registrado en los niños a los 4 años de edad desapareció cuando cumplieron 7 años. El equipo opina que con el crecimiento, los efectos beneficiosos de los omega 3 podrían haberse "diluido por varios factores, como otros nutrientes, fármacos, estímulos sociales y enfermedades".

Publicado en la revista Pediatrics