viernes, 11 de abril de 2008

LOS SOBREVIVIENTES DE LEUCEMIA INFANTIL TIENEN COMPLICACIONES FUTURAS

Entre los sobrevivientes de leucemia linfoblástica aguda (LLA) infantil tratados en las décadas de 1970 y 1980, uno de cada cinco desarrolló alguna enfermedad crónica grave o murió 25 años después del primer diagnóstico de cáncer, indicó un nuevo estudio.

Sin embargo, la evolución a largo plazo mejoraría.

Los resultados, publicados en la revista Blood, indicaron que el grupo de mayor riesgo es el de los pacientes que fueron tratados con radioterapia.

"El hallazgo más importante es que los niños que recibieron lo que hoy consideraríamos una terapia exitosa y contemporánea (sin recaídas ni radiación) tienen una calidad de vida y un perfil de salud muy parecido al grupo de control", sin LLA, explicó a Reuters Health el doctor Joseph P. Neglia, autor principal del estudio.

"Esta es una noticia importante para todos los sobrevivientes de LLA y para los padres de niños que actualmente están recibiendo tratamiento contra LLA", agregó el experto. La LLA es el cáncer pediátrico más frecuente y representa el 25 por ciento de todos los males que afectan a esta población.

Debido, en gran parte, a los avances científicos y las ciencias clínicas, las tasas de supervivencia a cinco años aumentaron desde menos del 30 por ciento en la década de 1960 a entre el 80 y el 86 por ciento en la actualidad.

Aunque son efectivas contra este cáncer de la sangre, las terapias disponibles, como la quimioterapia y la radioterapia, están relacionadas con distintas enfermedades crónicas graves, incluidos los segundos cánceres, lesión cardíaca e infertilidad, entre otras.

El equipo dirigido por Neglia utilizó datos del Estudio de Sobrevivientes del Cáncer Pediátrico (CCSS, por su sigla en inglés) para analizar la evolución de los sobrevivientes de LLA infantil casi tres décadas después del primer diagnóstico.

Este estudio no es el primero en usar los datos del CCSS, que incluye la cohorte más grande para estudiar a largo plazo a los sobrevivientes del cáncer pediátrico, pero a diferencia de estudios previos, el CCSS se concentró sólo en la LLA.

Los autores, de la University of Minnesota, en Minneapolis, evaluaron la tasa de supervivencia a largo plazo en 5.760 sobrevivientes de LLA infantil. De ellos, 4.151 respondieron cuestionarios sobre otras enfermedades.

A 25 años del primer diagnóstico, el 13 por ciento de los sobrevivientes había muerto, la mayoría por recurrencia de LLA o un segundo cáncer. Comparados con los hermanos, los sobrevivientes de LLA eran 2,8 y 3,6 veces más propensos a desarrollar una enfermedad crónica y una dolencia grave, respectivamente.

La tasa de mortalidad o enfermedad crónica grave a 25 años era del 21,3 por ciento en esos pacientes. La mortalidad fue más alta en los pacientes tratados con radioterapia que en el resto: un 23,3 frente a un 13,4 por ciento.

Al comparar la salud de los sobrevivientes con la de sus hermanos, los primeros tenían peor salud general y mental, más alteraciones funcionales y mayor limitación en sus actividades. Los sobrevivientes registraban tasas más bajas de matrimonio, graduación universitaria, ocupación y seguro de salud.

"Los médicos deben saber que la población de sobrevivientes oncológicos está creciendo y envejece. En muchos casos, las complicaciones tardías de la terapia no son evidentes hasta muchos años (o décadas) después de que el niño la finalizó", destacó Neglia.

Y agregó: "Médicos y pacientes tienen que ser conscientes de estos antecedentes clínicos y diseñar un programa de seguimiento específico para cada caso. La mayoría de los centros oncológicos están ofreciendo un servicio de seguimiento de largo plazo a sobrevivientes de cánceres pediátricos".

Esos servicios proporcionan información y recomendaciones de control basadas en los riesgos que son muy valiosas tanto para los sobrevivientes como para los médicos.

Publicado en la revista Blood de marzo del 2008