Los cálculos renales, que son una condición que afectaría sólo a los adultos de mediana edad, son cada vez más frecuentes en los niños, en parte por la mala alimentación, el sedentarismo y el aumento de la obesidad.
"Cada vez atiendo más y más niños con cálculos renales", declaró el doctor Gary J. Faerber, urólogo del Sistema de Salud de la University of Michigan, en Ann Arbor, Estados Unidos.
"La mejor manera de prevenirlos es promover el consumo de agua. Los niños tienen que beber suficiente cantidad de agua como para mantener la orina clara. Si la orina es amarilla, está muy concentrada, lo que eleva el riesgo de precipitación de cristales minerales, que luego forman los cálculos". agregó Faerber.
Es especialmente importante, dijo Faerber, mantener la hidratación durante los meses de verano "y beber un vaso con agua antes de ir a dormir porque la noche también es un período de deshidratación relativa".
"Se puede agregar limonada o jugo de naranja porque contienen citrato, una sustancia química que ayuda a prevenir la formación de cálculos. Hay que consultar al dentista regularmente porque la limonada y el jugo de naranja pueden dañar el esmalte dental", dijo Faerber.
En cambio, según el experto, hay que evitar las gaseosas. Los niños no necesitan el azúcar y, en el caso de las bebidas cola, no necesitan el oxalato extra, que puede favorecer la formación de cálculos.
En algunos casos, agregó, los niños deben reducir el consumo de otros alimentos ricos en oxalato, como té, chocolate, nueces y vegetales de hojas verdes oscuras.
Para Faerber es importante también evitar los alimentos procesados o la comida rápida ricos en sal, y hacer mucho ejercicio. "Seguramente, la obesidad infantil es un factor de riesgo importante para la formación de cálculos, como lo es en los adultos", añadió.
Es probable que no exista una causa primaria única. "Como en los adultos, es multifactorial. Hay factores de riesgo que conocemos bien", dijo Faerber.
Por ejemplo, entre un 50 y un 60 por ciento de los niños afectados tiene antecedentes familiares de cálculos renales y hasta el 75 por ciento de ellos tiene anormalidades urinarias. Los niños con cálculos renales suelen tener signos y síntomas distintos que los adultos. Estos suelen sentir un dolor grave franco, que se puede irradiar a la ingle.
En los chicos, los síntomas son más difusos, como "dolor abdominal vago, dolor en el ombligo o en la espalda", y a menudo tienen náuseas y vómitos.
"En los niños es frecuente confundir el diagnóstico con gastroenteritis o apendicitis", señaló el investigador.
Nadie sabe en realidad cuáles son los efectos de los cálculos renales pediátricos en el largo plazo, aparte del hecho de que pueden ser muy dolorosos, explicó Faerber.
"Se necesitan estudios para comprender mejor por qué ciertos niños tienen más riesgo que otros de desarrollarlos, cuáles son los tratamientos más efectivos y qué modificaciones preventivas médicas y alimentarias son las más efectivas", concluyó el autor.