Un estudio transversal de seguimiento publicado en Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine en diciembre muestra que los pediatras promueven menos la lactancia materna.
La Dra. Lori B. Feldman-Winter de la University of Medicine and Dentistry of New Jersey-Robert Wood Johnson Medical School de Camden (Estados Unidos) y sus colaboradores afirman que “esperábamos encontrar una actitud muy favorable en los pediatras gracias al elevado número de programas dedicados a la lactancia materna en la última década y al aumento de la tasa global de lactancia materna en Estados Unidos”. “Este estudio analiza los cambios en las opiniones y consejos de los pediatras relacionados con la lactancia materna, las recomendaciones sobre la lactancia materna y el control subjetivo de esta”. “Además, evaluamos la influencia de la experiencia personal con la lactancia materna en las opiniones y analizamos el control de la lactancia materna”.
El objetivo de esta encuesta periódica a los especialistas realizada por la AAP (American Academy of Pediatrics) era determinar el conocimiento, las actitudes y la experiencia de los pediatras respecto a la lactancia materna y comparar los resultados con los de la encuesta de 1995.
Desde el 1 de noviembre de 2003 hasta el 21 de mayo de 2004, 875 pediatras miembros de la AAP cumplimentaron la encuesta de seguimiento.
La encuesta de 2004 mostraba que en comparación con los resultados de la encuesta de 1995 los pediatras tienden menos a creer que los beneficios de la lactancia materna superan las dificultades y los inconvenientes (oportunidad relativa [OR] ajustada: 0,6; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,47-0,76) y que el porcentaje de pediatras que piensa que casi todas las madres son capaces de realizar una lactancia materna adecuada es más bajo. En 2004 había más pediatras con motivos para recomendar en contra de la lactancia materna.
No obstante, en 2004 había más pediatras que recomendaban la lactancia materna exclusiva (OR ajustada: 1,55; IC 95%: 1,23-1,94) y el cumplimiento de las recomendaciones hospitalarias de apoyo. En comparación con la encuesta de 1995, la encuesta de 2005 mostró que las personas con experiencia personal de lactancia materna que respondieron a la encuesta tenía 2,3 veces más probabilidad de aconsejar las recomendaciones de apoyo (OR ajustada: 2,3; IC 95%: 1,74-3,08) y que las que carecían de experiencia personal de lactancia materna tenían también una probabilidad ligeramente mayor de aconsejar estas recomendaciones (OR ajustada: 1,49; IC 95%: 1,09-2,03).
Los autores del estudio explican que “la actitud y el compromiso de los pediatras ha empeorado a pesar de que están mejor preparados para apoyar la lactancia materna”. “Entre las personas encuestadas la experiencia personal mejora la actitud y aumenta la promoción del uso de la lactancia materna”.
Las limitaciones de esta comparación de encuestas son un porcentaje de respuesta bastante más bajo en 2004 que en 1995, la ausencia de información sobre el modo en que los pediatras apoyan la lactancia materna en la práctica más allá de lo registrado en esta encuesta y que muchos de los pediatras encuestados pueden tener un contacto limitado con las familias y las madres que emplean la lactancia materna.
Los autores del estudio concluyen que “este estudio reafirma la necesidad de mantener el esfuerzo para mejorar el conocimiento, la capacidad y sobre todo la actitud de los pediatras para promover y apoyar la lactancia materna, y aporta indicios firmes de que es necesario diseñar nuevas estrategias”.
“La probabilidad de que los pediatras apoyen y promuevan de modo efectivo la lactancia materna aumenta si están inmersos en una cultura en la que la lactancia materna es la norma y se ven influidos en los primeros años de su formación por conocimiento, capacidad y apoyo personal.
Creemos que un esfuerzo de formación continuo por parte de las organizaciones que apoyan y promueven la lactancia materna mejorará la actitud y disposición de los pediatras en el futuro”.
Publicado en la Revista Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine