Nadar en piscinas con cloro al aire libre parece aumentar las posibilidades de que un niño desarrolle asma, informaron el jueves investigadores belgas.
Otros estudios relacionaron el cloro y el asma, pero los resultados de la nueva investigación, publicada en European Respiratory Journal, ponen en duda la idea de que las piscinas al aire libre son más seguras que aquellas bajo techo, donde los vapores permanecen atrapados en un ambiente cerrado.
"Cuanto más se nada, mayor es el riesgo", dijo Alfred Bernard, toxicólogo de la Universidad Católica de Lovaina, en Bruselas, quien dirigió el estudio. "Lo que es nuevo en este estudio es que observamos por primera vez las piscinas al aire libre", agregó el autor.
El asma, que afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo, es la causa más común de enfermedad infantil crónica. Los síntomas incluyen sibilancias, falta de aire, tos y opresión en el pecho.
Bernard y sus colegas demostraron que las piscinas al aire libre son igual o más riesgosas que aquellas techadas, dado que los vapores perjudiciales se mantienen a nivel del agua.
Y debido a que los niños suelen pasar más tiempo en las piscinas, son más propensos a tragar el agua con cloro o ingerir los químicos que contienen los vapores y que pueden atacar las defensas celulares que protegen a los pulmones de los alergenos, dijo Bernard.
"Observamos que el riesgo de las piscinas al aire libre es igual o mayor que el de las piscinas internas, porque los niños suelen pasar más tiempo en ellas y tienen más cloro", añadió el experto.
El equipo belga evaluó a 847 estudiantes de alrededor de 15 años por asma y alergias y le consultó a sus padres sobre la exposición a factores de riesgo, como el humo de tabaco, las mascotas y la contaminación. También consultaron cuánto tiempo pasaban los niños en piscinas al aire libre.
Los investigadores determinaron que el riesgo para el 50 por ciento de los chicos predispuestos a alergias y asma estaba directamente relacionado con la cantidad de tiempo que pasaban en el agua.
Los niños con la mayor asistencia a piscinas -una hora por semana durante 10 años- eran cinco veces más propensos a ser asmáticos que los jóvenes que nunca habían nadado en una piscina, reveló el estudio.
"Los niños pequeños están más expuestos, porque ingresa más agua en sus vías aéreas y sus pulmones aún está en desarrollo", señaló Bernard en una entrevista telefónica.
Publicado en la revista European Respiratory Journal
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