Según los resultados de un estudio comunitario, aleatorizado, doble ciego, controlado por placebo sobre cuestiones alimentarias publicado en línea en septiembre en The Lancet, los colorantes y aditivos artificiales alimentarios que se encuentran habitualmente en la comida de los niños aumentan el nivel medio de hiperactividad en niños 3 años y de 8 a 9 años de edad.
La Dra. Donna McCann y sus colaboradores, de la Universidad de Southampton en el Reino Unido, comentaron que, "se ha insinuado durante mucho tiempo que los colorantes artificiales alimentarios y otros aditivos alimentarios afectaban al comportamiento de los niños." "A pesar del fracaso de los primeros estudios para identificar el alcance de los efectos adversos propuestos, un reciente metaanálisis de ensayos doble ciego, controlados por placebo, ha mostrado un efecto importante de los colorantes y aditivos artificiales alimentarios sobre el comportamiento de los niños con trastorno de déficit de atención e hiperactividad. El posible beneficio en la reducción del nivel de hiperactividad de la población general eliminando estos productos de la dieta está menos establecido."
Los investigadores aleatorizaron a 153 niños de tres años y 144 niños de ocho a nueve años para recibir una bebida que contenía benzoato de sodio y uno de los dos colorantes artificiales alimentarios y mezcla de aditivos (A o B) o una mezcla de placebo. La medida del resultado principal era la hiperactividad global conjunta, derivada de las puntuaciones z conjuntas de los comportamientos observados y las valoraciones de padres y profesores, así como por una prueba de atención informatizada para niños de 8 a 9 años de edad.
Debido a razones no relacionadas con el comportamiento de los niños, 16 niños de tres años de edad y 14 niños de ocho a nueve años de edad abandonaron el estudio. En comparación con el placebo, la mezcla A, pero no la mezcla B, tenía un efecto adverso importante sobre la hiperactividad global en conjunto para todos los niños de 3 años de edad (tamaño del efecto, 0,20; intervalo de confianza del 95% [IC], 0,01 – 0,39; P = ,044). Los hallazgos eran similares (tamaño del efecto, 0,32; IC del 95%, 0,05 – 0,60; P = -,02), cuando el análisis se limitó solo a los niños de 3 años de edad que consumían más del 85% de zumo y no tenían datos perdidos.
Para los niños de 8 años de edad que consumían al menos el 85% de bebidas y no tenían datos perdidos, había efectos adversos importantes comparados con el placebo tanto para la mezcla A (tamaño del efecto, 0,12; IC del 95%, 0,02 – 0,23; P = ,023) o la mezcla B (tamaño del efecto, 0,17; IC del 95%, 0,07 – 0,28; P = ,001).
Los autores apuntaron que, "los colorantes artificiales o un conservante de benzoato de sodio (o ambos) en la dieta producen un aumento de la hiperactividad en niños de 3 años y de 8 a 9 años de edad en la población general." "Registramos diferencias individuales importantes en la respuesta de los niños a los aditivos. No se vieron efectos importantes de factores sociales y demográficos, para ambos grupos de edad, en el nivel inicial del conjunto global de hiperactividad o en la moderación de los efectos de la exposición."
Las limitaciones del estudio incluyen la incapacidad para determinar los compuestos específicos de la mezcla que son dañinos y la falta de control sobre ellos cuando se ingieren en el momento adecuado para realizar las mediciones de hiperactividad.
Los autores concluyeron que, "aunque la utilización de colorantes artificiales en la comida manufacturada podría parecer superflua, no puede decirse lo mismo del benzoato de sodio, que tiene una importante función conservante." "Las implicaciones de estos resultados para la regulación del uso de aditivos alimentarios podría ser importantes."
La Food Standards Agency financió este estudio. Los autores no han revelado relaciones financieras importantes.