miércoles, 17 de diciembre de 2008

COMENZAR LA ESCUELA UNA HORA MÁS TARDE REDUCE EL RIESGO DE ACCIDENTES DE COCHE DE LOS ADOLESCENTES

Dejar que los adolescentes duerman un poco más al comenzar el día escolar más tarde podría reducir sus probabilidades de lesión o muerte por accidente de coche, encuentra un estudio reciente.

Los investigadores encontraron una disminución de 16.5 por ciento en los índices de accidentes vehiculares en los conductores adolescentes cuando las escuelas secundarias locales cambiaron el inicio de clases de 7:30 a.m. a 8:30 a.m.

¿La posible razón? Más sueño, una conducción más alerta, afirmaron los investigadores.

Tras la pubertad, los adolescentes están biológicamente programados para dormirse aproximadamente una hora más tarde cada noche, explicó Fred Danner, psicólogo de la Universidad de Kentucky que fue coautor del estudio. Este cambio en sus relojes biológicos entra entonces en conflicto con tener que levantarse más temprano para asistir a la secundaria que cuando asistían a la intermedia, añadió.

"Es como si estuvieran funcionando con hora del Oeste en un mundo de la costa Este", apuntó Danner. La gente culpa a las computadoras y a permanecer despiertos hasta tarde para escribir correos electrónicos a los amigos de la privación de sueño de los adolescentes, agregó. "Pero hay pruebas de que sus fases cambian en al menos una hora. Así que la biología presiona por un horario más tarde, y los sistemas escolares para comenzar una hora antes. Para el final de la semana, [los chicos] son un desastre, y nuestro estudio muestra que en realidad podrían haber tenido un accidente".

En el estudio, los investigadores encuestaron a unos 10,000 estudiantes de Kentucky de sexto a doceavo grado sobre sus hábitos de sueño y funcionamiento diurno, lo que incluía los accidentes de coche. Rellenaron las encuestas dos veces, primero en 1998, cuando la escuela comenzaba a las 7:30 a.m., y una vez más en 1999 cuando la hora de inicio se había cambiado a las 8:30 a.m.

Además de la disminución de 16.5 por ciento en los accidentes de coche, los investigadores también encontraron que el número de estudiantes que dormía al menos ocho horas por noche aumentó de 35.7 por ciento en 1998 a 50 por ciento después de que se implementó una hora de inicio más avanzada.

El estudio aparece en la edición del 15 de diciembre de la revista Journal of Clinical Sleep Medicine.

El adolescente promedio probablemente necesite al menos ocho horas y posiblemente nueve horas de sueño, apuntó Danner. Y tan poco como una hora menos de sueño por la noche puede tener un efecto acumulativo. Eso significa que para el final de la semana, los adolescentes están tan trastornados como si hubieran permanecido despiertos durante 24 horas seguidas, explicó Danner.

Los conductores fatigados causan al menos 100,000 accidentes al año, y la mitad de estos conductores tienen entre 16 y 25 años de edad, según la National Sleep Foundation. Una encuesta de 2006 de la fundación reveló que el 28 por ciento de los estudiantes de secundaria se duermen en la escuela, y que 51 por ciento han conducido somnolientos. Otro estudio reciente mostró que la privación del sueño también lleva a problemas de seguridad en estudiantes universitarios. Una encuesta de 262 estudiantes de la Universidad del Norte de Texas encontró que el 17 por ciento reportó haberse quedado dormido mientras conducía.

Aunque el estudio de la Universidad de Kentucky tiene limitaciones estadísticas, "si uno duerme más tiene menos sueño y menos probabilidades de tener un accidente. Simplemente es lógico", afirmó el Dr. Francisco Perez-Guerra, ex director del Centro Scott & White de Trastornos del Sueño de la Universidad de Texas A&M.

"Durante años hemos hablado de que las mañanas comiencen más tarde para los niños", añadió. "No se trata de una idea nueva".

Sin embargo, hay obstáculos prácticos y políticos que habrá que vencer para que los sistemas escolares cambien el horario escolar de los estudiantes de secundaria. "Si se pudiera lograr, debería hacerse. La pregunta es si se puede", planteó.

Publicado en la revista Journal of Clinical Sleep Medicine