En los adolescentes, la inactividad física se relaciona con problemas conductuales, sugiere un estudio finlandés realizado con más de 7,000 adolescentes que participaron en una encuesta que evaluaba sus niveles de actividad física y salud mental y emocional.
Los niños que reportaron menos de una hora de actividad física de moderada a vigorosa a la semana tenían más síntomas de ansiedad, retraimiento y depresión que los que eran más activos. Las niñas inactivas tenían problemas similares y eran más propensas que los niños inactivos también a informar sobre problemas de sueño y conductas de rompimiento de reglas. Los niños inactivos de ambos sexos tenían más probabilidades que sus pares activos a tener problemas sociales y de atención.
"La adolescencia es de por sí una etapa complicada y a veces difícil de la vida, emocional, mental y físicamente", señaló el autor del estudio Marko T. Kantomaa, en un comunicado de prensa del American College of Sports Medicine.
"Complicar esto con los efectos negativos mentales y emocionales de la inactividad física no ayuda a la gente joven a pasar sin problemas a la adultez. La actividad física podría ser una manera altamente eficaz y relativamente fácil de ayudar en esa transición y podría, además llevar al establecimiento de hábitos saludables de por vida", afirmó Kantomaa.
Los investigadores señalaron que cada vez hay más evidencia que sugiere que un aumento en la actividad física ayuda a reducir los síntomas de depresión y ansiedad tanto en adolescentes como en adultos.
"Parece haber una conexión psicológica y fisiológica que, cuando funciona simultáneamente, ayuda a explicar los efectos benéficos del ejercicio sobre la salud mental", apuntó Kantomaa.
Publicado en la revista Medicine & Science in Sports & Exercise.