Prohibir la publicidad de comida rápida en televisión en Estados Unidos podría disminuir un 18 por ciento la cantidad de niños con sobrepeso, informaron investigadores.
Pero el equipo de la Oficina Nacional de Investigación Económica estadounidense cuestionó si sería práctico imponer ese tipo de regulación oficial, que sólo existe en Suecia, Noruega y Finlandia.
"Sabemos desde hace un tiempo que la obesidad infantil ha invadido nuestra cultura, pero se han realizado pocas investigaciones empíricas que identifiquen a la publicidad televisiva como una posible causa", indicó la economista Shin-Yi Chou, de la Lehigh University en Pennsylvania.
"Quizás, esta línea de investigación pueda conducir a un debate serio sobre el tipo de políticas que pueden disminuir la epidemia de obesidad en Estados Unidos", agregó la experta. Para el estudio, financiado en parte por el Gobierno federal, Chou y sus colegas emplearon datos de casi 13.000 niños que participaron del Sondeo Longitudinal Nacional sobre Niñez y Juventud en 1979 y en 1997, ambos lanzados por el Departamento de Empleo de Estados Unidos.
"La medición de publicidad utilizada es la cantidad de horas de mensajes publicitarios televisivos sobre restaurantes de comida rápida que se veían por semana", escribió el equipo en Journal of Law and Economics.
"Nuestros resultados indican que una prohibición de esas publicidades reduciría en una población determinada un 18 por ciento el número de chicos de entre 3 y 11 años con sobrepeso y un 14 por ciento la cantidad de adolescentes de 12 a 18 años con exceso de peso", añadieron los autores.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos estiman que el 13,9 por ciento de los niños de 2 a 5 años tienen sobrepeso, al igual que el 18,8 por ciento de los de 6 a 11 años y el 17 por ciento de aquellos de entre 12 y 19 años.
Los porcentajes han estado aumentando continuamente.
Mirar televisión también es un factor conocido de aumento de las tasas de obesidad, ya sea porque los chicos ejercitan menos o porque puede interferir con el sueño.
El Instituto de Medicina estadounidense informó en el 2006 que existía evidencia convincente que vinculaba la publicidad sobre alimentos en televisión con el aumento de la obesidad infantil.
Un estudio sugirió que los niños veían un promedio de 20.000 comerciales televisivos por año en la década de 1970, lo que aumentó a 30.000 en los diez años siguientes y trepó a más de 40.000 a fines de los 90.