viernes, 25 de julio de 2008

LA SONRISA DE UN BEBÉ ILUMINA EL CEREBRO DE SU MADRE

Un estudio encontró que el llanto del niño no evocaba la misma respuesta

La ciencia podría haber confirmado algo que las madres ya saben: cuando una mujer ve a su bebé sonreír, ciertas áreas de su cerebro se activan y estimulan sentimientos de felicidad.

"Estos sentimientos de las madres tienen definitivamente un origen biológico", afirmó el autor del estudio, el Dr. Lane Strathearn, profesor asistente del departamento de pediatría del Colegio de medicina Baylor en Houston. "El contraste que mostraba la mayor respuesta en el sistema dopaminérgico del cerebro se daba cuando el propio bebé de una mujer sonreía, en comparación con la cara de un bebé desconocido".

"La sonrisa de un bebé es un estímulo muy poderoso", señaló Strathearn. "Biológicamente tiene sentido. Los bebés dependen completamente de sus cuidadores. Tiene sentido que la naturaleza desarrolle un sistema que refuerce esa relación".

El llanto del bebé de una mujer, o incluso una expresión neutral del bebé, no evocan el mismo tipo de respuesta en el cerebro que cuando el bebé sonríe, encontró el estudio.

Strathearn dijo que no han tenido la oportunidad de evaluar los efectos en los padres. Su equipo publicó sus hallazgos en la edición de julio de la revista Pediatrics.

Para el estudio, los investigadores reclutaron a 28 madres primerizas durante el último trimestre del embarazo. En este momento, Strathearn dijo que las mujeres completaron "entrevistas de apego" para evaluar los tipos de experiencia que habían tenido durante su crianza y el tipo de relación que estas madres tenían con sus propios padres.

La edad promedio de las mujeres era de 29 años y la mayoría tenía al menos título universitario. Trece de las mujeres eran blancas, siete eran negras, cuatro eran hispanas y cuatro clasificaron su raza como otra. La mayoría de las mujeres, veinte, eran casadas.

Entonces, los investigadores se reunieron con las madres y bebés cuando los bebés tenían unos seis meses de edad. En ese momento, los grabaron y capturaron imágenes sonrientes, de llanto y neutrales de los bebés. Cuando los bebés tenían unos diez meses de edad, pidieron a las madres que regresaran para someterse una IRM funcional (IRMf), que muestra qué áreas del cerebro están activadas.

Cuando las madres veían fotos de los rostros de sus propios bebés, se activaba una extensa red cerebral, según el estudio. Pero era cuando las madres veían las caras felices de sus propios bebés que el sistema de recompensa dopaminérgico se activaba de manera particular. Este sistema no se activaba cuando las madres veían a sus propios hijos tristes o neutrales.

"Este estudio es fascinante. Es un paso hacia resolver la química de la emoción, y comienza a mostrar la compleja química de la relación entre madre e hijo", señaló el Dr. Michael Wasserman, pediatra del Sistema de salud Ochsner de Nueva Orleáns.

Strathearn explicó que para algunas madres, podría haber un problema con este sistema natural de recompensa, y eso podría ayudar a explicar por qué algunas mujeres nunca se vinculan con sus hijos, o incluso abusan de ellos.

Publicado en la revista Pediatrics