La globalización también afecta a las familias; en efecto, cada vez encontramos más matrimonios entre personas de diferentes países y, por tanto, de diferentes idiomas, así como familias extranjeras que, por cuestiones de trabajo, residen en países donde se habla un idioma diferente al que se habla en casa. Todo esto influye de manera positiva en el desarrollo de los niños, quienes tienen la magnífica oportunidad de aprender varios idiomas.
El bilingüismo es la capacidad de hablar dos (o más) idiomas de manera fluida. Existen dos categorías: el bilingüismo simultáneo, cuando ambos idiomas se aprenden a la vez y, poco a poco, el niño aprende a diferenciarlos hasta que, al llegar a la edad escolar, domina y puede distinguir perfectamente entre ambos; y el secuencial, cuando se inicia un segundo idioma una vez que se domina el primario, y en el que el niño presenta, casi siempre, un período silencioso cuando se expone inicialmente al segundo idioma.
Es de la mayor importancia que los padres, sicólogos y pediatras estén conscientes de que puede ser difícil evaluar el desarrollo lingüístico de un niño en esta situación debido a que tenemos herramientas muy limitadas.
Un niño bilingüe puede mezclar palabras de un idioma con palabras o estructuras de otro y, aunque puede ser difícil entenderlo, esto no refleja un desarrollo anormal. Varios estudios señalan que se puede utilizar la simple aritmética para determinar el desarrollo de los niños bilingües: el número total de palabras (es decir, la suma de las palabras que el niño conoce en cada idioma) debe ser comparable al número de palabras que reconoce un niño, de la misma edad, que habla un sólo idioma.
También se debe tomar en cuenta que cuando se hablan dos idiomas, es frecuente tomar palabras de uno cuando se utiliza el otro, y no sólo lo hacen los niños, esto también es común en los adultos bilingües.
Es importante valorar a cada niño individualmente para encontrar su ambiente educativo ideal. Por ejemplo, para los más jóvenes se recomienda la inmersión al idioma en el salón de clases, mientras que para los mayorcitos es mejor enseñarles las materias básicas en su propio idioma mientras aprenden el segundo. De todas formas, los niños en edad escolar prefieren hablar el mismo idioma que la mayoría de sus compañeros en vez del que hablan en su casa.
Existen varios factores que pueden contribuir de manera positiva o negativa en el aprendizaje del niño:
- La edad: mientras más joven sea el niño expuesto a un idioma, más fácilmente lo aprenderá.
- El mantenimiento del idioma en casa, en la escuela y en la comunidad: si el niño no se encuentra expuesto a un modelo de lenguaje, es probable que lo pierda.
- Dominio del idioma: por ejemplo, un niño chino que fue adoptado al año de edad y que nunca dominó perfectamente el chino, lo perderá más fácilmente que un niño que fue adoptado a los 12 años cuando ya dominaba su idioma.
El bilingüismo puede ser reforzado tomando en cuenta los siguientes consejos:
- Una persona, un idioma. Por ejemplo, mamá siempre hablará en japonés, papá siempre hablará en español.
- Un lugar, un idioma. Se hablará sólo inglés en la escuela, francés en casa.
- A cierta hora del día, un idioma. Sólo se hablará alemán durante las comidas.
- Al azar. Algunas familias encuentran que cambiar al azar entre varios idiomas puede ser efectivo, pero recuerde: ¡nunca mezcle varios idiomas en una sola frase!
Encuentre el sistema que mejor se adapte a sus necesidades. Las ventajas del bilingüismo son sociales, económicas, de desarrollo y culturales. Ayude a su niño a conseguir todos estos beneficios.
Para saber más:
Criando niños bilingües
Los 5 mitos más comunes de criar niños bilingües.
Cerebro bilingüe.
Educación bilingüe.
Bilingüismo
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