El molusco contagioso, también conocido con el nombre de molusco sebáceo de hebra, es una enfermedad de la piel, de naturaleza benigna que puede afectar a los niños pequeños, lactantes, preescolares y adolescentes, y es relativamente frecuente. Por lo general, no da síntomas ni los ocasiona en otras partes del cuerpo que no sea la piel. El nombre se origina por el aspecto que muestra el contenido de las lesiones al exprimirlas y a su fácil transmisibilidad.
Desde 1841, Paterson demostró su naturaleza infecciosa. Actualmente, se sabe que es causado por un virus poxvirus que pertenece al grupo de Molluscipoxvirus.
El molusco contagioso se presenta a cualquier edad, pero es mas común entre los 3 y los 16 años. La enfermedad se contagia por contacto directo o a través de objetos como pueden ser las toallas, o por compartir ropa contaminada, o por contacto sexual, especialmente en los adolescentes. Recientemente, se ha detectado la mayor frecuencia entre los niños que nadan en la misma alberca y donde posiblemente la transmisión sea por el contacto entre unos y otros, siendo también posible que el virus permanezca vivo en el agua y se adquiera directamente. Además, el mismo paciente puede autoinocularse al rascarse las lesiones. La contagiosidad es baja, pero se ha descrito que hay brotes en estancias infantiles o guarderías. Se desconoce hasta la fecha el periodo de contagiosidad pero se piensa que la enfermedad es contagiosa, mientras existan lesiones activas. El periodo de incubación, es decir, el periodo que pasa desde que un niño sano entra en contacto con un enfermo y el día que inicia la enfermedad, es de 2 a 7 semanas pero puede ser hasta de 6 meses.
La lesión característica de esta enfermedad es una pápula (granito) que tiene una forma más o menos esférica, las lesiones más antiguas están umbilicadas en el centro –tienen un pequeño orificio--, son del color de la piel, su tamaño varía con la edad de cada lesión, desde forma de punto –o puntiforme-- de 1 mm hasta 4 ó 5 mm, que es lo más usual (ver fotos).En pocos casos las lesiones pueden alcanzar un mayor tamaño, hasta de poco más de un centímetro. A primera vista, parecen pequeñas ampollas o vesículas llenas de líquido, pero al palparlas e inspeccionarlas en forma cuidadosa se confirma su naturaleza sólida. El número de lesiones varía, desde una sola lesión hasta varias docenas, o aún, cientos de lesiones, sobretodo en los pacientes que tienen alteraciones en su sistema de defensas o sistema inmunológico, como por ejemplo, en los que tienen síndrome de inmunodeficiencia adquirida (VIH). Las lesiones pueden estar localizadas en cualquier parte del cuerpo, pero lo usual es que las lesiones predominen en una parte solamente. En los niños pequeños, predominan en la cara, en el tronco y en las extremidades; y en los adolescentes, en la cara interna de las piernas, en los genitales y en la zona del pubis. No se afectan las palmas de las manos ni las plantas de los pies. La mayoría de las lesiones no causan ninguna molestia, aunque en algunas, cuando están en vías de resolución, pueden apreciarse signos de inflamación. Las lesiones pueden durar desde algunas semanas hasta uno o dos años. Muchas de las lesiones se infectan debido al rascado. Algunas lesiones, al ser eliminadas, dejan un pequeño agujero que tiende a cerrarse sin dejar cicatriz, aunque algunas pueden dejar una cicatriz pequeña en forma punteada. Existen reportes de molusco contagioso generalizado en pacientes con VIH. En los adolescentes con lesiones en genitales es importante descartar otras enfermedades de transmisión sexual.
Es frecuente el contagio entre los hermanos o contactos que conviven en la misma casa, por lo que se recomienda revisarlos.
El diagnóstico prácticamente se establece por la forma, localización y características de las lesiones, esto es, por las manifestaciones clínicas, aunque unas pocas veces es necesario realizar otros estudios, como visualizar al microscopio el contenido de las lesiones o realizar una biopsia de una lesión. Ante un niño que presenta múltiples lesiones (pápulas) del color de la piel que no causan otro síntoma, se deben analizar con una lente de aumento para buscar si están umbilicadas, lo que establece el diagnóstico clínico.
Otras enfermedades que se pueden confundir con el molusco contagioso son la trombidiasis -- causada por la reacción a un parásito del género trombiculidae frecuente en las aves de corral y que también ocasiona unas ronchitas o granitos umbilicados al centro--, el prúrigo por insectos, los nevos benignos, los granulomas juveniles, las verrugas vulgares o mezquinos y otras.
La enfermedad es autolimitada, esto es, que sin recibir ningún tratamiento se puede curar sola, aunque las lesiones podrían tardar entre 6 meses y dos años en sanar, pero la desaparición completa podría tardar 4 años. El tratamiento de las lesiones no genitales se da principalmente por motivos estéticos, aunque en adolescentes o adultos jóvenes con lesiones en genitales el tratamiento es para prevenir la propagación a los contactos. También con el tratamiento se evita la autoinoculación, se limita la transmisión del virus a los contactos cercanos y se previene una infección secundaria ocasionada por el rascado de las lesiones.
El tratamiento consiste en la destrucción de cada lesión, minimizando el trauma de la piel circundante. Se han propuesto varios tipos de tratamientos.
El más simple es el llamado curetaje o extracción de cada lesión, que se realiza con una cucharilla especial o con una aguja aplicando previamente una solución antiséptica. Rara vez se requiere anestesia local para realizar este proceso. También se ha utilizado la crioterapia, en la que las lesiones se tratan con nitrógeno líquido. Este tratamiento necesita ser repetido cada 2 a 4 semanas y existe la posibilidad de que se formen ampollas y dejen cicatriz. Este tratamiento es mejor en los niños mayores y cuando existen pocas lesiones de tamaño más grande. También se ha utilizado la aplicación de sustancias cáusticas en cada lesión, como la podofilina, el hidróxido de potasio (KOH), ácido tricloroacético al 25%, ácido salicílico al 15 % y la cantaridina. Esta última ha demostrado ser eficaz en el 90% de 300 niños tratados que mejoraron después de sólo dos tratamientos. No se reportaron complicaciones. Sin embargo algunas sustancias cáusticas podrían causar quemaduras por lo que se debe proteger la piel sana alrededor de la lesión.
Se ha usado un medicamento, el imiquimod, que favorece la liberación de ciertas sustancias que funcionan como antiviral . Se aplica en cada lesión por las noches, 3 veces por semana, y se lava la piel por la mañana; la duración del tratamiento es de 4 a 12 semanas. Los efectos secundarios son leves, puede ocasionar discreto dolor y sensación de quemadura durante su aplicación. Tiene la ventaja de que el medicamento puede ser aplicado al niño por los padres en su casa, aunque a veces se combina con la aplicación de cantaridina en el consultorio.
La tretinoína aplicada de manera local en las lesiones también ha demostrado ser eficaz.
En Australia han probado el aceite de una variedad de limón (Backhousia citriodora) obteniendo una reducción de 90 % en el número de lesiones después de 21 días de tratamiento y sin reportar efectos secundarios al tratamiento. Se ha utilizado la cimetidina por vía oral aunque se reportan otros estudios en los que no han demostrado un beneficio. No existen medicamentos antivirales ni vacunas que sirvan para tratar esta enfermedad.
En los pacientes con inmunosupresión el cidofovir en aplicación tópica ha resultado eficaz.
El láser pulsado de color es una terapia nueva, que aunque es de los tratamientos que pueden resolver la enfermedad más rápidamente, tiene el inconveniente de su alto costo, de que se necesita equipo especializado y de que puede dejar como consecuencia una pigmentación de la piel en el sitio de la aplicación, pero que puede ser transitoria. En general, es bien tolerado, no causa dolor y existe poca posibilidad de que deje una cicatriz.
Son frecuentes las recurrencias en el caso de esta enfermedad, ya que las lesiones iniciales a veces son muy pequeñas y difíciles de detectar, por lo que es importante extraer o tratar todas las lesiones.
Dado que los moluscos están en la epidermis, la capa más superficial de la piel, hay que tener cuidado de no sobretratarlos, ya que pueden dejar una cicatriz permanente. Se puede decir que un paciente está curado cuando tiene ya cuatro meses sin presentar lesiones.
Los moluscos contagiosos no deben impedir que un niño vaya a la guardería, a la escuela, o nade en albercas públicas. Cuando sea posible las lesiones que no están cubiertas con ropa hay que cubrirlas con un vendaje impermeable en especial al participar en deportes o al nadar y cambiarlo a diario o cuando se ensucie.
Recomendado:
Imágenes de molusco contagioso
Molusco Contagioso
Molluscum Contagiosum in Children
Patient information: Molluscum contagiosum (Beyond the Basics)
Los moluscos contagiosos no deben impedir que un niño vaya a la guardería, a la escuela, o nade en albercas públicas. Cuando sea posible las lesiones que no están cubiertas con ropa hay que cubrirlas con un vendaje impermeable en especial al participar en deportes o al nadar y cambiarlo a diario o cuando se ensucie.
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© Dr. Roberto M. Murguía Pozzi