miércoles, 16 de diciembre de 2009

AZÚCAR Y ABRAZOS ALIVIAN EL DOLOR AL RECIÉN NACIDO

Mary Poppins tenía razón: una cuchara de azúcar ayuda.

Un nuevo estudio en Brasil sugiere que el azúcar y los abrazos reducen el dolor en los recién nacidos cuando reciben una inyección, más que el azúcar (dextrosa), el contacto piel con piel o el cuidado habitual solamente.

El estudio, publicado en Pediatrics, sugiere que pasos simples y económicos tendrían un gran efecto en los recién nacidos.

En el mayor estudio realizado hasta ahora sobre dolor en los recién nacidos, un equipo de investigadores en Brasil dividieron al azar a 640 bebés en cuatro grupos de analgesia de 160 recién nacidos cada uno: un grupo no recibió analgesia y los otros tres recibieron dextrosa en la lengua, contacto piel con piel con la madre o dextrosa más contacto con la madre.

Se utilizaron indicadores estandarizados de dolor, como las expresiones faciales, la duración del llanto y la frecuencia cardíaca, para medir el nivel de dolor durante y después de la vacunación de rutina.

El equipo ignoraba qué niños recibían dextrosa o agua azucarada, pero fue imposible no revelar a qué niños los sostenían sus madres. Por eso, el estudio fue parcialmente ciego.

Combinar el contacto piel con piel con una cucharada de dextrosa en la lengua del bebé 2 minutos antes del pinchazo redujo "significativamente" el nivel de dolor con respecto del resto de las técnicas analgésicas o la falta de analgesia.

El recién nacido sano promedio debe pasar por varios y dolorosos procedimientos de rutina antes de abandonar el hospital. Eso incluye: inmunizaciones, extracción de muestras de sangre e inyecciones intramusculares.

La distracción y otras técnicas para reducir el estrés y el dolor en adultos y en niños no funcionan con los recién nacidos, según la doctora Diane Holditch-Davis, profesora de Duke University School of Nursing. Por eso, los médicos buscaron alternativas.

Estudios previos más pequeños habían identificado los beneficios de 10-30 minutos de contacto piel con piel o de una dosis de agua azucarada por separado.

Holditch-Davis trabaja con la Association of Women's Health, Obstetric and Neonatal Nurses (AWHONN) para desarrollar y evaluar guías para el cuidado de los bebés. El azúcar más el contacto materno para aliviar el dolor es un método "muy conservador y razonable" para tranquilizar a los recién nacidos, dijo por teléfono a Reuters Health.

Su uso, agregó, debería tener un "efecto trivial" en la carga laboral del personal.

El nuevo estudio halló que sostener al bebé 2 minutos antes y después del uso de una aguja era suficiente, indicó Holditch-Davis. "Eso vuelve a la técnica aún más accesible porque demanda menos planificación. Se le puede entregar el bebé a la madre durante el tiempo que necesita la enfermera para preparar la aguja", dijo.

El alivio que se obtiene incluye algo más que contacto piel con piel, afirmó por e-mail a Reuters Health la doctora Ruth Guinsburg, profesora de pediatría de la Universidad Federal de San Pablo, en Brasil.

Es decir que son las madres, y no otras personas, las que logran reducir el dolor.

"El contacto y el olor de la madre y el sonido de su ritmo cardíaco bloquearían" las señales de dolor al sistema nervioso central o activarían la liberación de hormonas analgésicas. Se necesitan nuevos estudios para comprender el mecanismo subyacente de este enfoque analgésico simple y sin fármacos.

En tanto, Guinsburg dijo: "Espero que los resultados alienten a los neonatólogos, los pediatras y los enfermeros a aplicar estrategias analgésicas sencillas, económicas y no farmacológicas para reducir el dolor que causan los procedimientos de rutina en los neonatos saludables".

Y Holditch-Davis coincidió: "Estas estrategias no causan daño ni demandan mucho tiempo. Entonces, ¿por qué no usarlas?".

Publicado en Pediatrics

martes, 8 de diciembre de 2009

DESDEÑAN LAS FARMACIAS LOS MEDICAMENTOS GENÉRICOS DE LA MARCA “PRIMER NIVEL”

A las farmacias independientes no les conviene vender la línea de genéricos Primer Nivel de Genomma Lab.

El margen de ganancia es menor que con otras marcas de genéricos, dijo Anselmo Padilla, secretario de la Unión Nacional de Empresarios de Farmacias.

El organismo agrupa a 4 mil farmacias independientes del País, que tienen un margen de ganancia de 40 a 50 por ciento sobre cualquier medicamento genérico, mientras que Genomma Lab les ofrece 23 por ciento.

"Nosotros le damos un 10 por ciento a los empleados por impulsar la venta de medicamentos que se venden sin receta o de libre acceso, y con el margen de Genomma Lab no podríamos hacer eso", detalló Padilla.

Genomma Lab es un intermediario más en la cadena de distribución, pues no fabrica sus propios medicamentos, pues los manda a maquilar con otros laboratorios, e invierte fuertes cantidades de dinero en campañas televisivas.

De acuerdo con un sondeo hecho por REFORMA en varias farmacias, los genéricos de Primer Nivel son más caros.

Como ejemplo, el Aciclovir de 200 miligramos de otra marca cuesta 53 pesos y el de Primer Nivel 75 pesos; el Captopril se vende en 18 pesos y el de Primer Nivel vale 33 pesos.

"La gente no entiende de márgenes, entiende lo que tiene en pesos y sí se están dando cuenta que los productos de este programa son más caros", indicó Padilla.
Antonio Pascual, presidente de la Asociación Nacional de Farmacias, reconoció el esfuerzo de Genomma Lab por entrar al mercado de genéricos, pero criticó el esquema de comercialización que no respeta las reglas en materia de publicidad y etiquetado de medicamentos.

Son lo mismo, pero más caros

La línea de genéricos Primer Nivel se promociona como una opción más barata al medicamento de patente, pero es más cara que otros genéricos que tienen la misma calidad. (Comparativo de precios, pesos)

 

Producto Otro Laboratorio Primer Nivel

   
Lanzoprazol 30 mg
$56.00 $84.00
Amoxicilina 500 mg $21.00 $30.00
Clotrimazol crema 20 gr $16.00 $28.00
Nimesulida 100 mg $14.00 $25.50
Diclofenaco sódico 75 mg $9.00 $22.50
Ranitidina 150 mg $11.00 $19.20

Butilhioscina 10 mg

$9.00 $14.00
Complejo B $15.00 $85.00

Reportaje de Sara Cantera publicado en Reforma

TUS AUDÍFONOS Y BOCINAS SÍ TE PUEDEN DEJAR SORDO

Tras el mito. No importa si escuchas tonos agudos o bajos, subirle al volumen causa daños a tus oídos
 

Nadie pone en duda que escuchar la música a altos volúmenes termina llevando a la sordera, pero eso no quita que haya múltiples mitos alrededor de la situación.
Unos dicen que los bajos son los peores y otros que son los agudos. Alguno te dirá que los audífonos que van dentro del canal son una receta segura para la sordera, y hasta encontraras quien te diga que la música le produce taquicardia.


¿Que hay de cierto detrás de todo esto? Vamos por partes.


Mito 1: Sólo los rockeros corren peligro


Kathy Peck era bajista y cantante para una banda punk en San Francisco, pero tuvo que abandonar su carrera musical debido a la pérdida de capacidad auditiva que le causaron sus propios instrumentos.
Eso la motivó para co-fundar la organización H.E.A.R. , que tiene el objetivo de educar al público sobre cómo disfrutar de la música sin dañar sus oídos. De hecho, Kathy recomienda llevar tapones para los oídos a los conciertos, cosa que uno no esperaría de una punk retirada. Pero Kathy señala que el sonido es sonido, no importa si proviene de un rockero o de una grabación.
"Es lo mismo. Lo que importa es cuánto tiempo escuchas y a qué volumen", dijo Kathy en entrevista con Grupo Reforma. "Un concierto alcanza un nivel de presión sónica de 105 a 120 decibelios.
Un iPod o walkman con el volumen al máximo puede llegar a los 105 decibelios. Si una persona sentada junto a ti puede escuchar tus MP3, definitivamente el volumen es muy alto".
(Como referencia, una conversión normal tiene un volumen de 60 decibelios, mientras que un balazo resuena con 130).
Conclusión: No necesitas ser un rockero para que la música te deje sordo.


Mito 2: Los audífonos que van adentro de la oreja, como los del iPod, son los peores.


Debido a la popularidad del dispositivo, un especialista de la Universidad de Colorado decidió investigar específicamente los riesgos para la salud auditiva que el iPod podría representar. La conclusión de Cory Portnuff es que sí existe un cierto peligro, aunque sólo para una minoría: la mayoría de las personas tienden por naturaleza a escuchar su música a un nivel seguro, pero entre un 7 y un 24 por ciento de los adolescentes suben el volumen a un grado que pone en riesgo a sus oídos. Sin embargo, este riesgo no tiene nada qué ver con el diseño de los audífonos.
"Los audífonos como los del iPod, que van dentro del canal auditivo, no sin inherentemente peligrosos", señalo Portnuff en entrevista. "Más bien, el riesgo está en la forma en que uno usa los audífonos. Los audífonos tipo iPod son capaces de producir el mismo nivel de sonido que los audífonos supra-aurales (los de diadema). La mayoría de las personas eligen escuchar al mismo nivel, ya sea que usen audífonos internos o supra-aurales".
Si el riesgo no está en los audífonos... ¿qué es lo que hace que el iPod sea más peligroso que los Walkman de la generación anterior?
"Los Walkmans de aquellos tiempos operaban con baterías AA que normalmente comenzaban a agotarse después de unas horas. Los jóvenes de hoy pueden escuchar a sus iPods hasta por 20 horas sin necesidad de recargarlos", señaló.
Las células del órgano de Corti, en el interior del oído, son como un tapiz de cabellos necroscópicos vagamente parecidos al pasto. De hecho, la relación entre el oído y la música fuerte puede compararse con la relación entre el pasto y los pisotones: si una persona camina en un jardín de vez en cuando, al pasto no le pasa nada porque tiene oportunidad de recuperarse... Pero si muchas personas caminan sobre un jardín todo el tiempo, el pasto termina por marchitarse.
"Una regla fácil de recordar es la del 80-90", explica Portneuff. "Puedes usar los audífonos a un 80 por ciento del volumen máximo hasta por 90 minutos al día. Si escuchas a un volumen menor, puedes escuchar por mas tiempo".
Conclusión: Lo importante es el volumen al que escuchas la música, no el tipo de audífono con el que lo haces. Sin embargo, Portneuff recomienda usar audífonos aislantes, por que así puedes disfrutar la música sin subirle tanto.
"Los audífonos más seguros son los que te ayudan a escuchar mejor sin subir el volumen. Los audífonos aislantes son una buena opción. Son los que se ajustan al interior del oído para bloquear a una parte del ruido de fondo (los audífonos blancos normales no bloquean al ruido exterior). Cuando bloqueas al ruido, puedes escuchar bien sin subir el volumen", señala.


Mito 3: Los bajos son los sonidos más peligrosos.

Mito 4: Los audífonos son más peligrosos que las bocinas


Estos mitos están estrechamente ligados. Chu Moy, diseñador de un popular amplificador de audio, señala que los audífonos son potencialmente más peligrosos que las bocinas, debido a dos factores relacionados con las diferentes frecuencias del sonido.
Los sonidos de más alta frecuencia (los agudos) contienen más energía, y por lo tanto más potencial para dañar al oído, pero también son los que se disipan más fácilmente con la distancia.
Al escuchar música con bocinas, dichos agudos tienen espacio para disiparse un poco, pero ya que con los audífonos sólo tienen que viajar unos cuantos milímetros, llegan a tus oídos con toda su intensidad.
Por otra parte, los sonidos de baja frecuencia plantean un peligro diferente: ya que la distancia no los atenúa fácilmente, es relativamente fácil que un vecino con gusto por los bajos ponga en riesgo tu salud auditiva, aunque haya paredes de por medio.


Conclusiones: Los audífonos sí pueden ser más peligrosos que las bocinas. Los bajos y los altos son igual de peligrosos, cada uno a su manera.

Reportaje de Alan Valdez publicado en Reforma